«La oración nace en el secreto de nosotros mismos, en ese lado interior que los autores espirituales suelen llamar “corazón”»«Quien reza no deja nunca el mundo a sus espaldas. Si la oración no recoge las alegríGanador y los dolores, las esperanzas y las angustias de la humanidad, se convierte en una actividad “decorativa”, una ademá